martes, 30 de noviembre de 2010

Veintitrés.

Entramos a la casa, no podía dejar de sonreír.
Todo iba a la perfección, aunque tuviera el problema de delirar con Justin, él estaba encaprichado conmigo. Ahora tenía que elevar el nivel, tenía que dejar el capricho de lado y llevarlo a lo más alto.
- ¿A qué se debe toda esa felicidad? ––preguntó Jasmine girándose para darme frente, levantó las cejas.
Me mordí el labio inferior y puse los ojos en blanco.
- Me gusta esto... ––respondí encogiéndome de hombros, antes de que pudiera volver a la carga adelanté el paso para colocarme al lado de Alice, la agarré del brazo y sonreí.
- Eres asombrosa ––dijo Alice riendo.
- ¿Por qué no vamos a dar una vuelta por la casa? ––pregunté animada.
- ¿Para qué? ––preguntó confundida pero con la misma sonrisa en su rostro.
- Soy curiosa, quiero saber que clase de monstruos me puedo encontrar en casas desconocidas ––respondí.
- Eres muy intrépida ––repuso ella asombrada.
- Gracias ––le estiré del brazo llevándola a la dirección de las escaleras.
- Espera ––se paró en seco.
La miré aturdida.
- ¿Qué? ––pregunté suspirando.
- ¿No vamos a saludar? ––frunció el ceño.
- No se van a morir porque nos perdamos un rato.
- Pero...
- Si nos paramos puedo perder las ganas de investigar... ––le hice un puchero.
- ¿Ni a Just siquiera? ––insistió.
- Por favor... ––imploré.
Resopló, se había dado por vencida.
- Está bien... ––susurró.
- Genial ––hasta yo misma me tragué que estaba realmente emocionada.
Subimos las escaleras rápidamente.
Como había supuesto todo estaba a oscuras, si no fuera porque ya era mayorsita y había vivido en Dallas, habría tenido miedo.
- ¿Y ahora qué? ––preguntó ella.
- ¡Rastreemos! ––sonreí.
Fuimos de habitación en habitación buscando algo que Alice todavía no sabía que era.
Seguro que más de una ha pensado para que quería subir a la planta de arriba, y otras habrán dicho que estaba tendiéndole una trampa... Pues bien, no os habéis equivocado.
Entramos a una habitación que continuaba con otra puerta.
- ¿Qué esto? ––pregunté, aunque ya sabía lo que era.
Abrí y entré, Alice me siguió en silencio.
- Es una despensa... ––paró, me giré para sonreírle aunque sabía que no me veía.
- Se me ha ocurrido una idea ––dije excitada.
- ¿Cuál? ––preguntó ella... Era tan ingenua.
- Vamos a gastarle una broma a Just ––propuse.
- ¿Cómo? 
- Tú te quedas aquí, yo voy a por Just. Te meto un toque cuando este cerca con Justin y te pones hacer ruidos, yo hago que se acerque más y le asustas ––expliqué.
- ¿Y por qué me tengo que quedar yo? ––preguntó.
- Bueno... Just no subiría contigo... Al menos que...
- ¿Al menos que qué? ––preguntó inquietada.
- Que bajes sola y que el te pregunte por mi y tú le contestas que me he perdido, lo acompañas y cuando lleguéis por aquí yo salgo y os asustó. 
- Si, buena idea ––dijo saliendo ya de la despensa.
- Os espero ––me despedí, escuché como cerraba la puerta.
Me avancé rápidamente a la puerta de la despensa, cogí una horquilla y la removí hasta dejar la puerta atrancada.
Saqué mi móvil y alumbré la despensa que más bien era una salita. Busqué dos cojines y los coloqué en el suelo, cogí el jarrón que había y lo tiré cerca de los cojines.
Me quedé cerca de la puerta esperando escuchar pronto a Justin y a Alice.
- ¿Dónde estabais Alice? ––preguntó Justin, estoy segura de que estaba exasperado.
- No lo recuerdo Just... ––escuché responder a Alice.
Me tiré medio sobre los cojines, y el otro medio cuerpo muy cerca del jarrón.
Os preguntareis; ¿por qué está haciendo todo esto?. Bueno, Alice aunque se haya dado por vencida en el tema de Bieber sigue siendo un estorbo en mi camino, una piedra más.
Mi madre una de las cosas que me enseñó fue a deshacerme de todos los impedimentos en mi objetivo, por pequeño que fuera debía aniquilarla totalmente.
Había dos maneras para alcanzar la gloria; conseguir tu objetivo sin que nadie interviniera, o si alguien lo hacía... destruirlo.
Alice debía de estar esperando a que yo hiciera ruidos, pero tenía algo mejor planeado.
- Ayuda... ––grité, intenté que mi voz sonará rota.
Silencio.
- ¿Hay alguien ahí? ––volví a insistir.
- ¿Bárbara? ––Just se dio cuenta.
- Ayúdame Just... ––dejé de gritar, era más creyente si descendía la voz poco a poco.
- ¿Dónde estás? ––preguntó desesperado.
- No lo sé... ––Alice ya debía de haberse imaginado que estaba pasando.
- ¡Háblame, te voy a encontrar ya verás! ––Just estaba atormentado. Sé fuerte, me dije a mi misma. No servía de nada que me dijera aquello, pero si fallaba era el fin de todo.
- Just, tengo miedo.. ––susurré, cada vez sonaba mejor.
- Tranquila, estoy aquí ––gritó.
- Te quiero, ¿lo sabes verdad? ––aquello no debía de haber salido, no estaba calculado.
- Está ahí ––gritó.
La puerta comenzó a crujir, supuse que Justin la estaba empujando.
Varios segundos después cayó, y tras su caída vi la silueta de Just, Alice estaba detrás callada.
Él, impacientado, se arrodilló a mi lado y comenzó a moverme histérico.
- ¿Qué ha pasado? ––preguntó. Respiré hondo, ahora o nunca.
- Yo.. yo estaba con Alice, estábamos hablando... Se puso celosa, intenté calmarla pero... ella me tiró algo y no recuerdo más ––comencé a gimotear.
- ¿Cómo has podido hacerle eso Alice? ––Justin estaba irritado, frustado, y temblaba.
Noté sus manos por todo mi cuerpo, me cogió en peso y comenzó a andar para enfrentar a Alice.
- Yo-o-o... no he hecho nada Just ––dijo Alice casi llorando.
Justin chocó con una de las partes rotas del jarrón.
- ¿Y entonces quién ha sido? ––le gritó enfurecido.
- Justin, créeme. 
- Lárgate Alice ––Alice salió corriendo de la salita y abrió asustada la puerta de la habitación continua.
Justin me dejó en un sofá de la habitación pegada a la salita, y encendió la luz.
Just estaba más tranquilo ahora que me había examinado la cabeza un par de veces.
Para dramatizar me senté y eché la cabeza hacía atrás cerrando los ojos.
Justin apoyó sus brazos en mis piernas, y en sus brazos echó la cabeza. Me miraba fijamente, con dulzura e inquietud.
- ¿Bárbara? ––susurró.
"Abrí" los ojos poco a poco y le miré, con una sonrisa cansada.
- ¿Si? ––pregunté.
- ¿Me perdonas?
- ¿Qué tengo que perdonarte? 
- Todo, si no fuera tan diferente contigo cuando estoy delante de Alice, o si nunca me hubiera acercado a ella sin sentir algo... Nuca hubiera pasado, no estarías así... ––Justin temblaba de nuevo.
- Eh, eh... ––cogí su rostro entre mis manos.
- Perdóname.
- Justin, tú no has hecho nada malo... Es más, desde que llegaste a mi vida todo tiene sentido... No es tu culpa, ¿de acuerdo? ––bajé mi cara hasta tenerle de frente.
Justin suspiró.
Acercó aún más su cara a la mía y me besó lentamente.
Otra vez sentí aquellos malditos escalofríos.
¿Qué por qué eran malditos? Porque no debería de sentirlos.
Just se separó poco a poco de mí y sonrió.

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