lunes, 12 de septiembre de 2011

Extra.

Primer Beso.
Recordar el primer beso que te dan, suele ser lo más sencillo. En mi caso, no lo recuerdo, tampoco me importa mucho. Nunca había "besado con el corazón", ni tampoco tenía pensado hacerlo. Si te entregas a una persona totalmente, solo obtendrás una cosa: el billete a tu destrucción. Las situaciones hay que manejarlas con la cabeza fría, no dejarse llevar por el momento y lo más importante: no dejar que una persona sea tu único planeta. Es como el universo, la galaxia, los astros, y nosotros, que nos llamamos terrestres pero a saber qué somos. Los científicos, ¿qué hacen? Buscan la manera de llegar a otros planetas, ¿para qué? Para que el día de mañana cuando esté falle nosotros tengamos un recurso útil en el que seguir con vida. Pues el amor y la vida es igual, siempre hay que tener más. Y en aquel momento me tocaba pensar con lógica, aunque no estaba muy centrada. Me desperecé en la cama y saqué un boli y un cuaderno de la mesita de noche que tenía a mano. Comencé a escribir una lista sin nombre, aunque en mi mente ya la tenía "primer beso". No, no era mi primer beso, ese que no recuerdo. Era el que tenía que darle a Justin Bieber para engatusarlo totalmente, aunque parecía difícil poder llegar a tanto control con él.
" Situación dramática. Una pelea, un momento de "extraño a mamá", un "te quiero pero sé que no puede ser"...
Situación romántica. Reconciliación, palabras románticas, palabras intimas...
Situación desesperada. Hacerle ponerse celoso, utilizar sus amigos, gritos, insultos...
Situación patética. Pedirle que me bese.
Situación animal. Buscar su beso.
Situación enérgica. Que busque mi beso.
Situación obligatoria. Saber que tipo de beso darle. "
Releí la lista, me tocaba tachar y redondear.
Segunda cuestión que tenía que hacer antes de volver a profundizar en un sueño, lugar de aquel primer beso.
Le dí al vuelta a la hoja y comencé de nuevo a escribir.
" Tiendas, playa, casa, cuarto a solas, limusina, bajo las estrellas, bajo el sol brillante, en una piscina, en la cocina, en unos premios, en un descuido... "
Observé el folio, iba a ser más difícil que el resto. Bufé, mis parpados empezaban a pesarme.
Arranqué la hoja del cuaderno y la doblé, abrí la cremallera de la almohada y la introduje allí, volví a cerrarla y la dejé detrás de mi espalda. Cerré el cuaderno y lo guardé en el mismo cajón de la mesita de noche de dónde lo había hallado y metí también el boli. Me recosté de nuevo en la cama aún con la lampará encendida. Si hubiera estado mi madre, seguramente me hubiera negado rotundamente que fuera a por Bieber. Habría notado que había magnetismo, pero iba a demostrarle que era fuerte, que podría llevarme el premio y que no iba a caer como ella ante mi padre, que era lista. Pero hubiera estado bien que me ayudará a elegir, que me diera consejos, esas palabras que ella sabía utilizar, en el momento exacto, ni antes ni después... Suspiré, "¡hay mamá cuánto necesitaba tenerte cerca!" Apagué la luz de la lámpara y me tapé hasta el cuello con las sábanas. Recordé como Justin Bieber me había acomodado la noche de la discoteca, él ya había demostrado su debilidad por mi, pero seguía teniendo competencia y la competencia es sana, pero no la necesitaba cuando iba a por el premio gordo. Tenía que deshacerme de ellas-
Volví a bufar, más y más listas por hacer... ¡con lo fácil que me resultaban los chicos de Dallas! Claro, pero ellos no me interesaban como este, este, era mi pasaporte a la vida grande, todo tenía que salir a la perfección, sin fallos ni desvíos.
Cerré los ojos para intentar hallar el sueño pero solo conseguí pensar más y no en lo que creía sino en él, estaba pensando en Justin Bieber. No en cómo conseguirlo, sino... en cómo sentirlo, el primer beso con Justin Bieber... ¿por qué me resultaba tan atrayente ese pensamiento? Era sólo un beso, nada especial...

viernes, 9 de septiembre de 2011

EXTRA.

Un primer momento.

La primera vez que miras a alguien a los ojos, estás mostrando que deseas saber más... pero a lo mejor con una sola mirada tienes suficiente para darte cuenta de que todo lo que puede ser de esa persona, jamás podría describirlo con palabras.
Recordé sus ojos verdes agua, recordé como mi piel se erizó mientras ella se sentaba bien en el coche. Recordé como no pude apartar la mirada de ella ningún segundo a partir del primer cruce de miradas que tuve con ella.
Bárbara, así la había llamado Jasmine. Hermosa, deslumbrante y cautivadora. Temblé de pies a cabeza. 
¿Habéis sentido alguna vez que esa persona está hecha para ti nada más verla? ¿sin saber de su nombre o de dónde viene? Sin saber su historia...
Sabía que ella era para mi, lo había sentido, lo había... vivido. Quizás en algún sueño, quizás en mi imaginación... pero una vez antes de verla, ella ya había pasado por mi cabeza.
Suspiré y volví a recordar como la vi de lejos moviéndose en aquella discoteca, senxual y exitante.... como cuando me acercaba a ella más me enganchaba, su pelo cayéndole liso hasta la cintura, sus manos de porcelana encima de su cabeza moviéndose sin cesar, sus caderas bailando al ritmo de la música, sus pies plantados en el suelo pero con su ligero movimiento hacía los lados... y como al llegar a ella, en vez de tocarle la espalda para que girase como tenía pensado, me empujaron y choqué contra ella haciendo que se estampará contra el suelo. Recordé como, aún tirada en el suelo y casi derilando, se la veía fuerte y hermosa.
Y su perfume me envolvió en el auto, cuando la llevaba en mis brazos e intentaba apartar la mirada de su cuerpo una y otra vez, mientras Chaz me hablaba sobre la chica que acababa de conocer en la discoteca... y sentí como se removía en mis brazos... cuando pude hablarle... como deseaba que estirase la cabeza y me mirara directamente a los ojos, sin vacilación alguna... y cuando lo hizo, fueron como si mil cohetes explotaran dentro de mi estómago, bramando que era hermosa como nadie, que era perfecta, que tenía que ser mía.
Me recosté en el sofá, y dejé caer mi cabeza atrás. Ya sabía cuál era su habitación, me propuse ir una y otra vez a verla por el camino de regreso a casa, pero me resigné por mil y una razones que decían que era un locura. ¡Me había enamorado-obsesionado a primera vista! ¿A qué persona de dieciséis años con el mundo a sus pies le sucede algo así? ¡Solo a mi! Pero yo ya supe que la quería, la quería, la quería, la quería. Quería casarme algún día con ella, compartir el resto de mis días con ella, que llevará mi apellido, que tuviéramos hijos. Quería que nada fuese más importante para ella que estar conmigo como yo en aquel momento vi que solo me importaba que ella se enamorará de mi.