sábado, 27 de noviembre de 2010

Primer EXTRA.

Nunca olvidaré ese día, aquel día fue el comienzo de todo.
Llegué a casa llorando y maldiciéndole.
Lo odiaba con todo mi ser, él no se merecía nada, él era el ser más repugnante que había conocido en mi vida.
Solté la maleta en la entrada y cerré la puerta con violencia.
- ¿Bárbara? ––mi madre salió de la cocina y me miró confundida.
- ¿Qué? ––apenas la veía, las lágrimas impedían alguna división.
- ¿Qué te ocurre mi niña? ––se acercó a mi y me abrazó con firmeza, oculté la cara en su pecho. Lloré con fuerza.
- Le odio mamá, lo odio ––mi madre siempre había sido mi mejor amiga, a ella siempre le contaba todo lo que me ocurría. Por aquel entonces no llegaba a tener ni los doce años de edad.
- ¿Edward?––dedujo ella.
- Mamá... Ha jugado conmigo como a querido, es lo más cínico que hay en el mundo ––respondí.
- Ya te lo advertí ––repuso ella.
- Lo sé...
Edward había sido el chico más atractivo del instituto, estaba en mi clase de biología y de física. Hacía la semana anterior había sido el primer chico en el que me fijaba y se lo conté a él mismo. Aquella mañana en el instituto después de que el día anterior me dijera que sentía algo por mi, lo vi besándose con una de tercer año, si después de haber estado una semana tonteando conmigo había ido a por una mayor.
- Devuélvele la jugada ––dijo ella, subí los ojos hasta verla de frente.
- ¿Cómo?
- Juega tú con él.
- No puedo hacerle eso.
- ¿Por qué no? Él lo ha hecho, solo estarías equilibrando el mundo.
- Tú nunca se la devolviste a papá.
- Yo ya estaba demasiado desgastada y era demasiado insignificante para el mundo ––me acarició la cara. 
- Mamá yo...
- No quiero que cometas los mismo errores que yo, no quiero que te destruyan la vida cielo.
- Yo tampoco quiero más daño... ––musité.
- Tengo una idea ––sonrió.
- ¿Cuál mamá? ––mi madre conmigo era muy instructiva.
- Te enseñaré a conseguir a cualquier hombre del mundo ––respondió alejándose de mi, entró al pequeño salón. La seguí.
- ¿Para qué? ––le pregunté, ella colocaba la pizarra en medio de todo aquel desorden.
- Serás alguien en esta vida, devolverás todas las jugadas, la mía y las de otras chicas.
- ¿Cómo?
- Vivirás del morro.
- ¿Cómo voy a vivir del morro? ––comencé a reír.
- Mira ––comenzó un esquema en la pizarra que teníamos en el salón para mis problemas con matemáticas.
                                               _ Lo enamoras
                               - Famoso. _ Te deshaces de él.
-Niña lista (TÚ).                       _ Inventas historias de ese amor.
                               - Devuelves mi jugada, porque lo habrás                                                                                       enamorado y le habrás hecho daño.
                               
- ¿Y cómo piensas que enamoraré a un famoso?  ––aquello no tenía ni pies ni cabeza.
- Tu padre es famoso, conseguiré que te quiera. Pero antes te tengo que enseñar, serás manipuladora, lista y te anticiparás a todos los pasos que den ellos ––explicó.
- ¿Quiénes son ellos?
- Todos a los que les vas a destruir el corazón.
- ¿Qué? 
- Bárbara, ¿estás dispuesta a enseñar que no todas las mujeres somos objetos? 
Lo pensé bien.
- Si...
- No me defraudes nunca pequeña. 
- Nunca te fallaré mamá.

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