miércoles, 1 de diciembre de 2010

Veinticuatro.

Esa sonrisa era otra droga, no había nada de Justin que no quisiera.
Se mordió el labio.
- Just, ¿contaremos algún día esto? ––pregunté, quizás andará confundida, pero sabía que tenía que decir para orientarme.
- ¿El qué? ––me preguntó. Mi madre siempre me dio el consejo de no darle todo a la persona, lo mejor es dramatizar, que se sienta culpable, pero a pequeñas dóciles.
- Lo nuestro.... Quizás esto no significa lo mismo para ti que para mi... ––susurré. Más de una vez me he planteado seriamente si valdría para actriz, no tengo ninguna duda de que lo que llegaría a Penélope Cruz, estaría a su altura.
- No digas eso, esto significa mucho, muchísimo... Creí que no querías el tipo de vida que yo tengo ––agarró mi cara entre sus suaves manos.
- Prefiero tenerla, antes de que cualquiera se meta por medio nuestra. Yo te quiero, puedes llamarme egoísta, pero te quiero solo para mí ––me daba la sensación de que hablaba en serio. 
- Yo solo quiero que estés bien ––susurró.
¡Maldita sea, me estaba dejando ir nuevamente!
- Siempre que no me faltes lo estaré Just ––busqué su beso a ciegas, intentando buscar más de que hablar en aquellos segundos que duraba un simple beso, pero aunque lo dudará, siempre que sentía la calidez de Justin me confundía más.
Ya sabéis lo que la nicotina engancha, pues un beso de Just para mi era una droga de la que nunca podría salir, cada segundo que pasaba besándolo pensaba que quería más, ansiaba que durará para siempre, no quería parar nunca.
Me separé salvajemente de Justin y respiré. Si, me estaba ahogando.
- Será mejor que volvamos con los demás, ¿no crees? Ya estoy mejor ––dije entrecerrando los ojos.
- Vamos si me das lo que anhelo ––musitó, abrí los ojos y le miré con curiosidad. ¿Qué podría anhelar una persona como Justin?
- ¿Qué anhelas? 
- Que me prometas que seré el primero.
- ¿El primero?
- Si, quiero que me jures que yo seré el primero que te ame en cuerpo y alma.
- Justin, no te voy a prometer que esperaré a que seas el primero.
- No te pido que esperes una eternidad, te pido ser el primero a esta edad, en poco tiempo, cuando estemos listos los dos.
- Pero tú no estás seguro...
- Yo si estoy seguro.
- ¿De verdad?
- Bárbara, te deseo como a nadie, eres... eres una marca que tengo grabada en la piel. Como un tatuaje, te llevo en mi, necesito saber que tú también me llevarás en ti.
- Justin, no hace falta que nos entreguemos tan pronto... yo sé que te quiero.
- Bárbara, te necesito más allá de los besos, de las caricias, más allá de lo que nunca he echo.
- Esta bien, esta bien. Just, te aseguro que tú serás el primero.
- Gracias, pues nos podemos ir entonces ––Justin se levantó e intentó cogerme de nuevo al vuelo, pero me negué.
- He sufrido un porrazo, no estoy inválida. Puedo caminar perfectamente ––me quejé.
Justin me dejó sitio y comencé a andar a su lado a paso tranquilo.
Sí, ya había pensado en como tenía que andar.
Justin fue a mi lado callado, yo estuve más atenta por dónde tenía que pisar más que nada, de vez en cuando me paraba para cerrar los ojos y luego volvía a caminar.
No pensaba en nada más que en el siguiente paso que daría con Just. Ahora podría dejar que Justin lo fuera diciendo y en un mes hacerle que me dejará, era simple y sencillo. Volvía a meter a Alice en su vida y yo quedaba vacía. Solo que a mi no me pasaría como a mi madre, yo tenía mi estrategia de juego.
Bajamos las escaleras y cuando estábamos llegando a donde estaban los demás, Justin pasó su mano por mis hombros. Levanté los ojos para encontrarme con los suyos y le sonreí.

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