Veinticinco.

El amor es para cada persona distinto... Si habrá personas que se enamoren desde un principio, que lo sienten todo con naturalidad y deseen un para siempre con toda su alma.
Para mi el amor nunca había existido, había dos tipos de sentir en mi vida; la que debía exponer al resto y la instintiva, esa clase de sentir solo hubo una persona en mi vida que consiguió sacarla.


Ahora diréis; "se ha saltado el volver con los demás abrazada de Justin". Si, lo he hecho. No es algo muy largo de contar ya qué al volver solo preguntaron que había pasado con Alice y Just dijo que nada que no nos hubiéramos imaginado que pasaría, lo demás estuvimos viendo una película, que ni recuerdo. ¿Por qué no la recuerdo? Estaba intentando planear una ruta sencilla a la que recurrir en momentos de perdida con Justin.
Aquella noche Jasmine tuvo que llamar a James para que nos viniera a recoger. No intercambió palabra alguna conmigo, estaba tolerando algo, que, ni le pregunté.
Al llegar a casa, ni me quedé abajo para cenar, subí a mi habitación y me metí en la bañera, un baño con sales relajaría completamente mi mente me imaginé.
Al igual que los sentimientos, las personas, las mentes... todo cambia en esta vida. Yo no sé que había cambiado de mí, pero si llevaba días buscando el que fue exactamente, aquella noche lo noté.
No era algo que pudiera haber notado antes, era algo pequeño, pero que al estar siempre en el mismo estado lo noté con superación.
¿Qué había cambiado? Prefiero que lo vayáis descubriendo vosotras mismas poco a poco.
Pensé en lo que me diría mi madre... Recordarla no cambiaba la situación. Debía pensar que tenía que hacer.
- Bárbara ––la voz de mi padre me hizo salir de mi razón y entrar de nuevo en el mundo exterior.
Tenía los dedos arrugados del tiempo que llevaba en el agua.
- ¿Qué papá? ––contesté gritando.
- Te tengo un regalo cielo ––respondió. ¿Un regalo? Todavía quedaban seis meses para mi cumpleaños.
- En diez minutos salgo. ––¿A quién no le gustan los regalos?
Salí de la bañera y envolví mi cuerpo en la toalla. Me senté en el retrete. Miré mis pies blancos y respiré hondo.
Así no lo había planeado mi madre, pensé.
Me levanté y salí del cuarto baño. Me puse un pijama azul y me sequé el pelo.
Tiré el flequillo para atrás y salí de mi habitación.
Me paré en el pasadillo que daba a las escaleras y me tranquilicé. Debía parecer feliz, estaba con Just y Jasmine ya debía de haberlo hecho público en la familia.
Busqué la mejor sonrisa y corrí hasta las escaleras.
- Papá, papá. ¿Y mi regalo? ––grité bajando las escaleras a saltitos.
- Ven al salón preciosa ––contestó Jessi, aquella vocesita me estremecía.
Intenté que mi sonrisa siguiera cuando llegué al salón y me acerqué a mi padre. 
- ¿Y bien? ––puse mis manos en las rodillas y me agaché un  poco. Jasmine estaba con Mushú y Jessi a su lado. Mi padre estaba en la otra esquina, creo que a él tampoco le gustaban los gatos.
- Antes de nada, te queremos felicitar por lo de Justin, Bárbara ––dijo Jessi. 
- Gracias ––contesté dudosa. Yo quería mi regalo.
Hay una parte de la mente que siempre ansía algo, esa parte mía gritaba; Yo quiero mi regalo, regalo, regalo, regalo. Sí, yo también opinó que es muy inmadura para mi edad, pero comencé a madurar todo el resto de mi celebro a los doce años.
- Toma, esperamos que te guste ––dijo al fin mi padre, me ofreció algo dorado que se ocultaba en su mano derecha.
No sabía lo que era, pero aún así la cogí y luego la examiné.
Me quedé observando la tarjeta VISA de oro que estaba entre mis manos, era inimaginable que me regalaran aquello, nunca había tenido algo tan costoso en mi vida, bueno quizás las ropas que Jasmine me había comprado cuando llegué fueran caras, pero esto superaba cualquier pertenencia que hubiera tenido antes.
Ni me alegré, más bien me puse furiosa.
- ¿Qué queréis que haga con esto? ––pregunté enrabietada.
¿Por qué actuaba así? Quizás yo fuera manipuladora, pero no iba a dejar que me compraran. 
- Es un regalo, para que no tengas que ir con Jasmine siempre ––respondió rápidamente Austin.
Me tranquilicé, aquello era otra cosa.
- Ah, pues gracias ––les sonreí.
- De nada ––contestó algo turbada Jessi.
- Me marcho a mi habitación entonces ––antes de darme la vuelta para marcharme le eché un vistazo a Jasmine que no paraba de acariciar a Mushú. Subí a mi habitación rápidamente y encendí el portátil.
Si no fuera porque al final resultó que le tenía apreció a Jasmine, no me hubiera preocupado.
Iba lenta escribiendo, pero más o menos mejoraba. 
Mientras iniciaba sesión pensé que era lo que perturbaba la inocente sonrisa de Jasmine.
Me metí en el Google y busqué por Justin Bieber, me aparecieron millones de foros. Aún sigo buscando el motivo del buscar a Just y no cualquier otra cosa. 
Par ami asombro, ya se hablaba de mí. Si, Just ya había hecho publica la noticia de que estaba con Bárbara Swaith Stim, hija de Austin Swaith el prometido de la madre de Jasmine Villegas.
Había un par de vídeos de las entrevistas en las que hablaba de "su chica", vamos de mi.
Creí que podría ver el vídeo, pero tardaba mucho en cargar por lo que pasé de verlo.
Seguí en mi busca de encontrar noticias, pero me cansé. 
Apagué el portátil y me acosté.


- ¡Bárbara, despierta! ––no tenía un sueño muy profundo por lo que abrí los ojos sin problema y miré a Jasmine que sonreía como siempre, lo que ayer le tenía tan consumida hoy ya ni lo recordaba.
- ¿Qué ocurre Jas? ––pregunté sentándome.
- Mira, sales en la portada ––dijo tendiéndome un periódico.
Lo miré entusiasmada y no dije nada.
- Y no es el único... ––la miré extrañada.
- ¿Salgo en más? ––pregunté conteniendo la emoción, ya había dado el primer paso.
- Toma ––se agachó y subió a la cama una buena porción de periódicos.
Comencé a leer de uno en uno los titulares.
Había comentarios como; <<La nueva chica de Justin, la hermana de Jasmine Villegas, ¿coincidencia?>> o otros recordando a mi padre; <<La hija del que fue estrella adolescente Austin Swaith, ni más ni menos que con el ídolo juvenil pop adolescente Justin Bieber. Bárbara Swaith derrocha belleza a su corta edad.>>