domingo, 12 de diciembre de 2010

Treinta y uno.

~ Llegar a tiempo.
#Justin.
Me senté en el sillón y cerré los ojos. Solo quería que el tiempo pasará.
Ahí quien dice que el tiempo lo cura todo, yo estaba totalmente seguro de que lo mío no llegaría a sanar nunca, era algo más que una herida. Estaba roto, nada era bueno. ¿Mi futuro? No lo quería, me daba igual lo que me pasará.
- Eh, tío sé que la echas de menos, pero un día te darás cuenta de que era lo mejor. ––Abrí los ojos y miré entre furioso y desconsolado a Scot. Como se notaba que la quería, la quería tanto que no podía decirle a mis más allegados lo que me había hecho.
- Cállate, tú no sabes nada ––rechiné los dientes. ¿Qué todo iría mejor? ¡Menuda idiotez! Si no estaba ella nada iría bien, ¿era tan difícil de entender?
- Justin, escúchame. Bárbara tenía la obligación de volver con su madre, no es que no te quisiera. No dudo en que no lo hiciera, en sus ojos se veía que no había nada más que le importase tanto como tú... Pero una madre, siempre es una madre. ¿No es cierto? ––Empezaba con el mismo discurso. No tenían suficiente con que llevará días encerrado en mi mismo, no tenían suficiente con haberme obligado a quedarme más tiempo en Nueva York después de haberles suplicado que nos marcháramos, no tenían suficiente con aquella condena que vivía.
- ¡Olvidame de una vez! ––le grité, intenté serenarme pero ya había comenzado a temblar de impotencia misma.
Ella te quería, pero se tenía que marchar... bláh, bláh, bláh.
Nadie se dio cuenta de lo falsa que era, de que era predecible por que ella quería que eso pensarán de ella.
¡Joder! Y yo me enamoré de algo irreal, ella no era la persona que yo vi... ¡Todas mis promesas! Había sido para nada romperlas, ella era mentira.
No podía dejar de repetirme cuánto había pecado para hacerla feliz, y solo es feliz ahora. ¡Ahora que tenía lo que quería!
Dinero, fama... ¿Eso era lo único que le importaba? ¡Pues si, nada más que eso! Se entregó para tenerme más atado a ella... Era repugnante, una hipócrita. Y aún así, deseaba que volviera. 
- Justin, dentro de un tiempo verás que ha sido mejor. Podrías haber incumplido tu palabra si seguías con ella incluso. ––Genial, acababa de derrumbar la barrera que volvía a las demás inestable.
- ¡Cállate de una maldita vez! No sabes nada, nada. ¿Si he incumplido mi palabra que me va a pasar? Nada, solo me arrepentiré y punto. Cállate y déjame sufrir solo ––grité, creo que nunca he sido tan maleducado con una persona a la que siempre le he tenido tanto respeto... Ella me estaba convirtiendo en aquello, en un monstruo.
Me volvía loco, loco. No tenerla, saber que nunca había sido mía en su alma. Creí que la había conocido, creí que lo sabía todo de ella... Y aunque estaba totalmente seguro de que era para mí, me equivoqué.
Scoother calló, creo que no se podía creer lo que le había dicho. Tampoco me preocupaba. Era algo insignificante para mi, yo cuando lo hice estaba totalmente seguro de lo que sentía, y aunque halla pasado todo lo que ha pasado, no me arrepiento.
No me arrepiento, algo increíble. 
El móvil me comenzó a vibrar, lo busqué en los bolsillos y lo miré sin saber que hacer, era Jasmine y estábamos a punto de llegar al aeropuerto.
Se acabó la llamada, antes de que pudiera haber pensando un sí, o un no. Lo volví a guardar en la chaqueta, pero volvió a vibrar.
Tenía que ser algo importante o Jasmine no se tomaría la molestia de insistir tanto.
- ¿Qué ocurre? ––pregunté cogiéndola.
- Justin, ¿dónde estás? ––preguntó ansiosa. Deduje que no me iba a ir hoy.
- Cerca del aeropuerto ––respondí.
- Ve ahora mismo a centar park, llegaré en cinco minutos. No puede esperar la cosa, tienes que venir. ––Antes de que pudiera contestar colgó.
Tiré el móvil por la ventanilla, volvía a estar descontrolado.
- ¿Justin? ––Kenny llevaba días sin hablarme por que sabía que no iba a soportarlo.
- Llevarme de vuelta, ha pasado algo ––dije mirando a Scott, no se atrevió a discutirme.
Kenny le comunicó al conductor el cambio de planes y él dio media vuelta.
- Estás haciendo demasiadas tonterías... ––murmuró Scott.
- Cállate ––volví a decirle.
Estaba más intranquilo, algo dentro de mi no paraba de angustiarse. ¿Le pasaría algo a ella?
Me dejaron en medio de centrar park, me puse la capucha y comencé a caminar ansioso.
- Just.. ––Me llamó Jasmine, su volvo estaba en la puerta esperándome. No dudé en ir corriendo a ella.
Me senté de copiloto y arrancó.
- ¿Qué pasa? ––pregunté.
- Si te lo cuento ahora, no podré concentrarme en la carretera, enseguida llegamos y te lo explico ––murmuró. Me callé y la dejé, conducía demasiado rápido. Jasmine nunca iba así.
Llegamos a un hospital, mierda sabía que era algo de ella.
Aparcó en segunda fila y no resistí más.
- ¿Qué le ha pasado? 
- Justin, está embarazada ––contestó.
- ¿Qué? ––Algo me apretó fuerte el corazón, y derrepente sentí calma, sin más. Una calma extraña.
- Y quiere abortar, tiene que estar ahora mismo en el quirófano ––la miré asustado, ¿hablaba enserio?
- Quiere matarlo ––deduje. Antes de que pudiera decir nada, antes de que pudiera pensar siquiera, eché a correr y entré.
Fui de pasillo en pasillo buscando a alguien que conociera, iba a preguntar por ella a una de las chicas cuando vi un cabello rubio, era el de Alice, la reconocería en cualquier parte del mundo.
Corrí a ella.
- ¿Dónde está? ––pregunté furioso.
- ¿Just? Joder, Jasmine lo ha hecho.
No la deje seguir, una puerta se abrió y entré.
La vi rodeada de cables. Cinco personas con bata blanca no dejaban de tocarla y otras tres escribían.
- No, no ––grité y empujé a uno de los médicos.
- ¿Justin? ––me giré, la doctora Stephanie estaba allí. Era una de las mejores amigas de mi madre.
- No puede hacerle esto, es también mío ––fui a ella, le dí frente al asunto. 
Me miró, y después la miró a ella. A mi Bárbara, a la que iba a matar algo que todavía no había empezado a ser algo.
- Acompáñame por favor Justin ––dijo ella, comenzó a caminar pero me quedé cerca de ella. Se giró y me miró seria.
- No pienso dejar que le hagáis esto ––susurré.

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