jueves, 9 de diciembre de 2010

Treinta.

Y ahí estaba yo, abrazando a Alice temblorosa, dolorida.
Era lo que tenía que hacer, era o eso o ganarme el desprecio de mi madre. No podía deshonrarda de aquella manera.
Tenía mi historia, pero tenía que deshacerme de aquel bebé que venía en camino, antes de que Jasmine logrará convencer a Bieber.
Si había sido capaz de decirle a Justin Bieber el porqué de que me interesara en él y no cualquier otro, sería capaz de hacer lo correcto, lo que mi madre debiera haber hecho un día conmigo.
La batalla mental era angustiante.
Si, no había quién parará a aquella vocesita tan irritante y comencé a atenderla.
<<Tu madre nunca se arrepintio de haberte tenido.>>
Mi madre me tubo para esto, yo no tengo nada en contra de los famosos.
<<Exacto, él tiene derecho a ser padre.>>
Que lo sea con alguien que de verdad quiera darle un hijo.
<<Tú quieres darle ese hijo>>
Yo debo de cumplir con mi madre.
<<¿Y te perdonaras a ti misma por esto?>>
No tengo nada que perdonarme.
<<¿No notas como te duele?>>
Sé que es lo que tengo que hacer.
<<¿Recuerdas aquel "TE QUIERO AHORA Y SIEMPRE"?>>
Las palabras se olvidan.
<<La muerte de un ser nacido del amor no>>
¿Quién dijo que fuera amor?
<<Sabemos que lo es>>
El amor siempre encuentra un final.
<<Nada es imposible>>
Sé que esto también.
<<¿Porqué no esperas?>>
No es lo que quiero.
<<Sabes que quieres, mamá no tuvo a Austin cuando se entero de que tú venías, él no la amaba. Bieber está, y estará, él te ama.>>
No después de haberle dicho para que lo necesitaba. Tengo mi historia, mi fama, tengo mis seguidoras.
<<¿Y cuándo llegué Bieber preguntando por el embarazo del que le ha hablado Jasmine?>>
Me inventaré cualquier escusa.
<<Te verá en este hospital, ingresada.>>
Es mi vida, es mi bebé. Yo decido, no quiero ser madre con dieciséis años, no voy a cometer los mismo errores que cometió mi madre.
<<Estás cometiendo el mismo error>>
No pienso tener esto.
<<Mamá se manejaba por su orgullo>>
Yo me tragaría mi orgullo, solo que hago lo que debo.
<<Lo que debes es lo que te diga el corazón, no lo que una madre te enseñó odiando>>
Mi corazón dice que es lo correcto.
<<Sabes que cuando esto desaparezca acabaras destruida>>
No quiero tener a Bieber detrás mía por un hijo.
<<Él te ama, y amará a esa criatura>>
Mientes.
<<Deberás comprobarlo.>>
No.
- Bárbara, ¿estás preparada? 
––preguntó Alice dejando de abrazarme. Respiré profundamente.

- Eso... creo ––respondí quitándome el pelo de la cara.
- Iré a por el doctor, será mejor que te tumbes en la cama.
Alice me dejó sola, dejé la mente en blanco pero no duró.
Recordé aquel primer encuentro, como su voz me había hecho temblar de pies a cabeza, recordé aquel primer beso, las horas que nos habíamos pasado hablando, los paseos, los piques, el día en que sus manos recorrieron mi cuerpo por primera vez, él único que me había hecho sentirme completa, el único que había amado con toda mi alma. Él, el causante de mi perdida de visión, había perdido la comportura tantas veces por él, había dejado tantas veces de ser manipuladora, me dejé llebar tantas veces por el instinto, por los impulsos, por los sentimientos... Bieber nunca fue el objeto que yo pensé, él siempre tuvo claro que lo que quería era yo, me consiguió... Había caído en su juego.
¿Y por qué todo era un juego, porqué tenía que perder? ¿Por qué estaba pensando que estaba perdiendo?
- Bárbara Swaith. 
––Un médico entró, si sabía que era un médico por la bata blanca y la plaquita.

- Si ––dije tumbándome del todo.
La puerta se abrió y cinco––creo que fueron cinco–– doctores agarraron la camilla y la movieron, me llevaron por los pasillos y entramos en el quirófano.
Las enfermeras se movían rápidamente y todos comprovaban resultados.
- ¿Me dolerá? 
––pregunté a una enfermera que se hallaba colocándome agujas.

- No, quizás cuando despiertes te lleve unos días el poder moverte como de costumbre, pero solo ahí un 3% de que te queden secuelas ––respondió.
- ¿Y a la criatura... le dolerá? ––no podía permitirme pensar más en ella, pero ya estaba a punto de desaparecer.
- No te preocupes pequeña, todo saldrá bien. ––La anestesista llegó, me colocaron la máscara y todo se fue tranquilizando, perdí la visión y todo quedó en un borrón.

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