domingo, 31 de octubre de 2010

Diez.

Los sueños suelen ser diferentes para cada persona: mi sueño era ser famosa y conocida. Quizás si hubiera seguido mi vida sin hacerle caso a mi madre como muchas otras niñas de mi edad hacían no hubiera tenido tanto rencor en mi interior hacía las personas que lo tenían todo, aquellas personas que después se quejaban "por la falta de intimidad". Mi madre me educó manipuladora, pensativa, lista. Mi vida tenía un fin desde que empecé a tenerla, mi vida estaba hecha por puro interés. Yo nunca me había enterado de nada.
Aquella noche soñé con Bieber, fue la primera vez que veía a un ser tan claro en mi subcociente.
- Bárbara, Bárbara 
––mi cuerpo era movido con violencia. Abrí los ojos y miré enfadada a Jasmine, tendría que decirle pronto que si seguía despertándome así, terminaría muy mal.

- ¿Qué? ––le pregunté irritada, Jasmine jugueteaba con un mechón tranquilamente.
- Arréglate en quince minutos llega Kim ––respondió alzando los ojos para mirarme y sonrió.
- ¿Y? ––intenté relajarme.
- ¿Cómo qué y? Es nuestra profesor particular ––parecía molesta.
- Será tu profesora, a mi hace mucho que no me dan clases hermanita ––repliqué.
- Oh no, no. Aquí ambas vamos a clases ––dijo ella levantándome la voz. ¿Me acababa de desafiar?
Me avalancé a ella y le sujeté la cabeza, enredé mis dedos entre sus pelos y comencé a revolverla. Venía de un barrio dónde peleaba a menudo con las niñas, venía de un barrio salvaje. A la mínima allí había pelea, aquí también las habría si ella no aprendía que conmigo no se jugaba.
Jasmine sabía protegerse de mis golpes, pero la mayoría les daba. Gritaba con fiereza.
- ¿Qué está pasando aquí? 
––Amelia, una sirvienta, abrió la puerta de mi habitación. Me giré para verla, ya venía para separarnos por lo que hice lo que haría si estuviera en un colegio; comencé a llorar haciendo un poco de teatro. Jasmine también comenzó a llorar.

Amelia sujetó a Jasmine y la retiró, ella tenía la mirada fija en mi por lo que le sonreí y ella escupió; aquello era su perdida.
- Jasmin 
––dijo bastante molesta Amelia, la estaba regañando.

- Ella empezó ––repuso Jasmine irritada.
- Yo.. yo.. ––comencé a "llorar".
- Oh, mira Jasmine... Tienes que entender a tu hermana, ella esta pasando una situación bastante desagradable, y tú ahora eres su familia."Ya quisiera ella ser mi familia de verdad". 

- Pero es que ella ha sido la qué...––empezó a protestar de nuevo, Amelia la cortó.
- Más vale que le pidas perdón a tu hermana ahora mismo o se lo comentaré a tu madre. ––sentenció Amelia.
Jasmine cerró las manos en un puño y luego las abrió.
Se acercó a mi y puso su mano en mi hombro.
- Perdóname hermana 
––dijo con voz indiferente, me fijé en sus rasgos, tenía el ojo izquierdo hinchado. Me había pasado.

- Perdonada hermana ––repuse y le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa.
- Así está mejor. Bárbara vístete ––Amelia salió de mi habitación, Jasmine iba a salir también.
- Eh, Jas... ¿Puedes avisar a Austin de qué deseo hablar con él ahora? ––le grité cuando estaba con el pie casi afuera de la habitación. Se giró y me contempló.
- Por supuesto Bárbara ––respondió, cerró la puerta y me quedé sola.
Me quedé sentada en la cama arropada hasta que llamaron a la puerta.

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