viernes, 29 de octubre de 2010

Siete.

Todos hablaban entre sí y yo no podía quitar los ojos de Justin Bieber. ¿Pero qué hacía?, ¿no me había enterado ya de que él sobraba, qué tenía que ir a por algo más pequeño, más fácil?... ¿Pero si sobra mejor no?...
- ¿Te importa si me siento a tu lado? ––sus labios se movían de una forma sexy, la forma más sensual que había visto en mi vida de mover unos labios, un escalofrío recorrió mi espalda.
- No, claro que no. Siéntate ––le respondí con una sonrisa de boba, puse los ojos en blanco al ver que el reía.

Me mantuve en silencio sin mirarle, pero algo dentro de mi gritaba, pidiéndome que lo observará. No debía, no podía... pero no pude contenerme más, giré la cabeza y le miré. Él también me miraba y sonrió.
- Jasmine me contó que su padrastro es tu padre, ¿dónde está tu madre? ––preguntó queriendo darme un tema de conversación, tragué saliva.

- Esta en la cárcel... La intentaron atracar y ella se defendió... ––repuse encogiéndome de hombros.
- Perdona ––dijo él inmediatamente.
- Eh, no pasa nada ––su mirada volvió a chocarse con la mía, me sonrojé.
- Tienes unos ojos preciosos ––murmuró poniendo los suyos en blanco.
- Gracias, los tuyos también son bonitos ––me toqué un tirabuzón y lo desenrosque y enrosque un par de veces. Así me había enseñado mi madre a coquetear, estaba haciéndolo sin pensar, realmente quería tocarme el pelo.
La entrega de premios empezó en sí; muchos de los famosos que acababa de descubrir que existían gracias a Jasmine eran llamados para recoger premios, Jasmine subió una sola vez, en cambio Bieber fue llamado muchas más de las que pude ser capaz de recordar. Básicamente, cada vez que subía, me quedaba embobada mirándolo caminar, hablar, reír... Cada movimiento lo atrapaba mis ojos y me hacía perder momentaneamente la razón.
Salimos y me monté en la limusina que nos había traído a mi y a Jasmine, pero ella se retrasó recogiendo algo.
Al aburrirme saqué el móvil del bolsito plateado y me puse a toquetearlo, encontré la agenda y por mirar lo abrí; tenía más de 150 contactos, y Justin Bieber no faltaba, aunque tenía cuatro números distintos guardados. Jasmine también me había apuntando mi número propio y el número de casa, con el de papá, mi madrastra a la que le había puesto "mamá", y su número.
La puerta se abrió y Jasmine entró, tres segundos después, Christian asomaba la cabeza y entrababa, le siguieron Chaz y Bieber.
- ¡Holaaa Bárbara! ––gritó Chaz riendo, Christian me guiñó un ojo.
- Hey Chaz ––dije "sonriendo".
Jasmine le dio al timbre, la ventanilla que nos separaba del chóffer bajó y él miró a Jasmine esperando órdenes.
- A la setenta y nueve con... ¿Justin? ––le llamó Jasmine mientras intentaba recordar la dirección correcta.
- Con la cuarta de Jeppest ––concluyó Bieber.
- Oye, ¿y tú eres de...? ––me preguntó Christian.
- Dallas ––respondí, empezaba el interrogatorio.
- Joder, anda que te lo pasarías bien... Allí nunca pasa nada interesante ––murmuró Chaz riendo, creo que había bebido lo suficiente para no recordar las mayorías de las palabras que había dicho al día siguiente.
- Algo tranquilo ––repuso Christian siendo amable.
- Si, bueno la verdad es que no bajaba mucho. Tenía que trabajar y eso... ––expliqué a Christian, Chaz siguió riendo.
- ¿Trabajar? Si sólo tendrás unos dieciséis años recién cumplidos... ––Justin Bieber se unió a nuestra conversación.
- Dejé el instituto a los quince, no se me daban bien y prefería ayudar a mantener la casa ––me volví a encoger de hombros, Jasmine se sentó al lado de Chaz y comenzaron a hablar de tonterías.
- ¿Y de qué trabajabas? ––Christian me miró seriamente, creo que pensó lo peor.
- He trabajo en bares, limpiando casas... pero cuando vine cuidaba a una  niña china... Era divertido tratarla ––respondí rápidamente.
- ¿Cuánto te pagaban? ––reguntó Justin Bieber.
- No sé, dependía de las horas que echará y demás... No era mucho pero si lo suficiente.
- ¡Mirad lo que hace Chaz! ––nos interrumpió Jasmine, los tres nos volvimos para mirarlos, Chaz hacía el pino. Si, sólo estaba haciendo el pino y Jasmine riéndose. No creo que hubiera cosa más patética que ellos borrachos o "con el puntito".
- Genial Chaz, te superas cada día más con tus idioteces, más te vale que pares o potarás aquí en medio ––Christian se levantó, noté como Bieber se acercaba más a mi, el corazón alcanzó los latidos a la carrera de un caballo.
- ¿Y echas de menos a tu madre? ––preguntó en un susurro, me giré y de dí de frente su cara estaba a siete centímetros de la mía.
- ¿Tú no la echarías? ––le pregunté como respuesta, era bastante obvio que sin mi madre todo me costaba más.
- Yo siempre que no está conmigo la extraño... Te comprendo algo mejor, yo vivo en un mundo en el que mi madre no puede estar acompañándome a cualquier rincón; aunque yo siempre seré su hijo pequeño ––intentó suavizar la conversación, él tampoco había bebido, y Christian seguía intentando convencer a Jasmine que debería de volver ya a casa. Le sonreí.
- Yo sólo espero que vuelva pronto ––dije honestamente.
- Ya verás como el tiempo pasará más rápido, y cuándo menos te lo esperes, estará de vuelta en casa.
- Si, quizás ––concluí, ignoré las voces de mi cabeza y volví a mirar para dónde ahora Jasmine y Christian discutían, Chaz estaba enortado.
- Jasmine, yo estoy muy cansada ––ayudé a Chris, me levanté de al lado de Justin Bieber y me senté a su lado.
- Pero si es muy pronto ––se quejó ella.
- Pero papá mañana no nos dejará salir si no volvemos ya, y todavía tienes que enseñarme mucho de este sitio ––seguí insistiendo poniendo los ojos en blanco, si Jasmine hubiera estado bien me hubiera dicho "no flipes, papá me daría todo lo que le pidiera", y llevaría razón, aunque sólo resopló.
Me levanté otra vez y llamé al porterillo, el conductor bajó la ventanilla de nuevo y me observó.
- ¿Podrías llevarnos después a casa? ––pregunté.
- Claro señorita, enseguida llegaremos ––respondió, la ventanilla volvió a subirse. Me senté en un rincón, Chaz medio adormilado se acercó a mi y echó su cabeza sobre mis piernas.
Emití un grito sordo, no me esperaba que se fuera a echar allí.

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