viernes, 29 de octubre de 2010

Cinco.

Levanté los ojos hasta encontrar al chico de esa voz. Era el mismo que había hablado conmigo antes, el que no se creía que fuera la hermana de Jasmine.
Nuestras miradas se intercambiaron durante, ¿minutos? No entendía cómo su voz podría haberme resultado tan diferente de antes, quizás era por el golpe que me había llevado. Todo empezó a dar vueltas a mi alrededor, pero antes de que volviera a caer y me diera en la cabeza una mano me la sujetó.
- Eh, tranquilos, nosotros la llevaremos a casa ––esa era la voz, si, si, esa voz...
Algunas personas hablan de que la vocesita que habla siempre en tu cabeza es la conciencia, yo digo que mi vocesita, la que empezó a sonar al escuchar el timbre de su voz por primera vez fue la de mi corazón, mi corazón que siempre estuvo dormido y perdido hasta que él apareció en mi vida, dándole a todo un nuevo punto de vista.
- ¿Estás mejor? ––me preguntó, su voz sonaba suave y hermosa, tenía frío pero estaba cómoda. Me habían trasladado de lugar y no me había dado cuenta en el trayecto.
Tuve miedo de abrir los ojos por lo que intenté respirar hondo, me dolió el pecho.
- No lo sé... ¿quién eres? ––respondí me llevé la mano al corazón, ¿asustada quizás? No había atendido a que era un desconocido.
- Soy un amigo de tu hermana, ella esta conduciendo ahora mismo, háblale Jas ––cada palabra que decía se guardaba en el cofre de mi corazón, cada entonación distinta me hacía vibrar.
- ¿Estás bien Bárbara? Perdona, no debí descuidarte ––la escuché, el viento le hacía chirriar de frío. Me dí cuenta de que estaba demasiado cómoda para estar en unos asientos de un auto alguien me tenía cogida.
Abrí los ojos lentamente y paseé mi mirada buscando a la persona que tenía que estar teniéndome entre sus brazos, sus ojos dorados chocaron con los míos, toda mi alma chilló. Me llevé la mano a la boca en acto reflejo, aunque no separé la vista de sus ojos. Él, al igual que yo, tampoco los apartó.
Él, él, él. Era él, el novio de mi hermanastra, era él el que me hacía estremecerme, intenté pensar pero no pude. Mi mente estaba bloqueada, muchas pensaran esta estaba loca, y puede que lo fuera, pero aseguro que yo lo comencé a amar en aquel mismo momento en el que se cruzó en mi camino.
- Justin, ¿qué le pasa? ––desvié los ojos y miré al chico rubio de antes, sus ojos se posaron en los míos e intenté sonreirle.
- Nada, solo que... es enigmática ––respondió, otra vez su voz me hizo sentirme como hechizada.
- ¿Enigmática? ––preguntó el chico rubio.
- ¿Has visto sus ojos Chris? Brillan, son hermosos y... te aseguro que transmiten ––explicó, ambos me miraron más detenidamente, Jasmine llamó la atención de los chicos tosiendo educadamente.
- ¿Creéis que papá se dará cuenta de que le ha pasado algo? ––preguntó.
- No, pero acuestála nada más llegar, esta muy pálida ––respondió Chris.
- No está pálida, ella es así ––repuso Justin Bieber, todos callaron.
Segundos después el pasaje paró, acabábamos de llegar.
- Subirla con sigilo ––susurró Jasmine, Justin fue quien me cogió, mi peso no le parecía bastante supuse ya que me llevaba bastante bien. Jasmine abrió la puerta y él me subió las escaleras, me dejó en mi cama y antes de irse me colocó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja.
- ¡Bárbara, Bárbara! ––Jasmine empezó a moverme desde los brazos, mi cabeza volvió a dar vueltas, abrí los ojos repentinamente y la miré con brusquedad, nunca me había gustado que me levantaran de una forma tan brutal. Mi madre solía acariciarme la mejilla y susurrarme "levántate que te espera un nuevo día cielo". No creo que hubiera persona que no extrañe a una madre, yo desde luego la añoraba y sólo hacía días que no estaba a mi lado.
- ¿Qué? ––pregunté irritada.
- Hoy es el día, perdona por lo de ayer. Pero es que Justin llegó y quería ver si podía hablar con él...  ––parecía incómoda.
- ¿A qué te refieres? ––le pregunté estirándome, mi cuello crujió.
- A que... Bueno Just y yo no somos novios, pero los de marketing quieren una pareja y hacemos un poco de paripé... Sé que leíste en youtube algunas cosillas, pero no son ciertas, a mi.. bueno me gusta Just pero yo a él no le intereso, bueno ni yo ni ninguna, más de uno le diría extraviado, pero le comprendo, con lo de ser famoso no hay tiempo para el amor ––no entendí en aquel momento porque me decía a mi todo aquello, ya que acababa de levantarme, pero tiempo después descubrí que era la forma en la que Jasmine interpretó las miradas de Justin y yo aquella misma noche, Jasmine quería darme esperanzas, pero no lo intérprete de aquel modo exactamente.
- Justin es un buen partido ––comenté. Una parte de mi cabeza había asimilado datos; mi hermanastra y él no eran nada, él era famoso, tenía un gran futuro por delante, y yo, iba a formar parte de ese futuro. Como ya dije, soy muy planificadora, mi mente trabaja rápido, saca conclusiones a la deriva y suelen ser muy eficaces.
- ¿Qué? ––preguntó ella abstraída.
- ¿Me tengo que empezar a vestir ya? ––observé que Jasmine ya iba vestida y peinada, su traje era escotado, atado al cuello y de un color verde esperanza, su pelo iba en semi-recogido con algunos tirabuzones.
- Si, ya se nos hace tarde en cierto modo ––respondió, me ayudó a vestirme y empezó a peinarme.

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