viernes, 29 de octubre de 2010

Uno.

¿Puedes imaginarte que sería tan grabe como para que no aguantarás estar despierta, viva?
Pues eso me estaba pasando a mi, no podía aguantar más la situación.
- Cálmate Bárbara ––dijo Alice pasando su brazo por mis hombros. Me abrazó fuertemente, apoyé mi cabeza en su torso dejando que las lágrimas volvieran a recorrer por mis mejillas. Estaba asustada, aterrada... ¿Qué iba a decir Justin ahora?
Todo aqueello era culpa mía, si yo no hubiera sido tan estúpida estaría con mi madre en mi ciudad natal, Dallas, en esos momentos en los que la habían sacado de la cárcel... Pero no podía, tenía que afrontar las consecuencias de mis actos y de mi poco auto-control, de no haber salido corriendo cuándo empecé a sentir aquello tan fuerte por él... Jasmine se lo habría contado todo y posiblemente estuviera demasiado alterado como para escucharme...
Ah, bueno que no sabéis todo lo que han pasado estos últimos meses... Bueno, empecemos por el principio de mi historia, no ocurre exactamente el día en que conozco a Justin Bieber y me interesó por él. Ocurre muchos años atrás, el día en que mi madre conoció a mi padre y se enamoraron, o más bien, ella se enamoró perdidamente de él.
Mi madre, Emily, tenía dieciséis años, estaría más o menos por el año 1993 a finales de Agosto. Había por entonces un cantante que era casi mundialmente conocido, no llegaba a ser tanto como Michael Jackson pero entre las jóvenes era como un semi-dios, todas lo deseaban.
Mi madre era muy bonita de pequeña por lo que yo he visto siempre en fotos, y era otra de las que amaban a Austin Swaith.
Según ella se lo cruzó el 27de agosto, para su desgracia, y él la invitó a tomar un par de copas. Después de muchas citas le prometió el mundo, amor y millones más de mentiras que ella se las creyó. Abandonó Seatle, a toda su familia y vida allí, dejando atrás a sus amigos y los estudios que acababa de comenzar. En diciembre él la dejó diciendo que ella le había utilizado y que había sido sólo por fama por lo que ella se había escapado con él. Mi madre se largó de la vida de Los Ángeles intentando dejar su recuerdo atrás, no volvió a Seatle más por orgullo que por cualquier otra cosa, y dos meses después le dieron la noticia de que estaba embarazada.
En estado mi madre buscó refugió donde poder mantenernos con vida una vez hubiera yo nacido, pero los periodistas la encontraron y dieron la noticia de que yo venía de camino.
Mi padre volvió a su vida y ella otra vez con su orgullo dijo a la prensa que no lo amaba y por eso lo habían dejado, ella siempre quedaría como la mala. Un juez obligó a mi padre a mandarnos una cantidad mensual a mi madre a mi y después desapareció, no del todo.
Cuando tenía catorce años mi madre me enseñó a ocultar los sentimientos, a odiar con todo el alma sin que nadie tuviera que saberlo. A los quince salí del instituto para ayudar a mi madre con la economía de nuestro hogar ya que ella aceptaba el dinero de mi padre pero luego lo daba por ser dinero deshonrado.
Teníamos un plan sobre mi vida que hicimos un día que volví del instituto llorando por culpa de un chico que por entonces me gustaba; sacaría a mi madre de la mierda haciéndole lo mismo que mi padre le había hecho a ella, enamoraría a un famoso y escribiría mi propia historia de amor, ganaría dinero vendiéndola al mundo y sería la buena.
Mi madre quería haber sido más mala, de aquí viene mi nombre que me puso cuándo veía aquellas novelas de la televisión; Bárbara, la típica pensadora planeadora de todos los planes malvados.
Y la verdad, eso sería yo, la mala.
Mi madre me enseñó a conocer a las personas, a adivinar sus pensamientos y a anticiparme a ellos.
Nunca olvidaré aquel siete de diciembre, volvía a mi casa de cuidar a Natasha, la hija de la china del barrio donde vivía, no mentiré diciendo que la pequeña era una niña encantadora ya que sabía como hacerle la vida imposible a su madre, pero yo sabía como tratarla y conseguir lo que quería de ella. Me pagaban poco, pero lo suficiente para regalarle a mi madre un buen regalo de navidades en seis meses. Como ya dije había dejado a los quince el instituto para ayudarla con el dinero que entraba en casa.
Siempre he escuchado que la vida es un péndulo que rueda y rueda, que los sucesos de nuestras vidas son importantes en su dirección hasta lo más mínimo y que cambian continuamente. Bueno, pues hay sucesos que estimulan aún más los cambios de la vida misma.
Subí hasta el cuarto piso con las llaves en la mano izquierda pero al llegar a la puerta de mi casa estaba abierta, entré asustada, ¿quién podría haber entrado en mi casa?... ¿Y si era un ladrón?.
Lo primero que pensé al pasar el marco fue en que algo malo le habría pasado a mi madre, y no me equivoqué.
- ¿Mamá? ––pregunté con la voz temblorosa.
- ¿Familiar de Emily Stim? ––un policía apareció en el centro de mi pequeño salón, justo al lado del sofá. Se acercó hasta mi. Tragué saliva.
- Si, soy su hija, ¿qué ocurre agente? ––busqué la manera de hacer que mis ojos se encontraran con los suyos haciéndole parpadear varias veces; así todos decían las cosas más rápidas.
- Su madre está en cárcel hasta el juicio, ha cometido un delito y usted deberá ir con un familiar o a una casa de acogida hasta que se decida su futuro ––apuntó sin respirar.
- ¿Qué?... ¿qué es lo que ha hecho si se puede saber agente ––pregunté asustada asaltándole con otra mirada.
- Según lo que ella ha testificado la asaltó un ladrón y ella se defendió ––explicó.
Caí en cuenta de que ese era su testimonio. Mi madre había causado un asesinato.
- ¿Y qué será ahora de mí y de ella? ––pregunté paralizada.
- Su madre estará en cárcel permanente hasta el día del juicio, y usted... ¿tiene algún familiar a quién acudir?
No tenía escapatoria, me meterían con la dirección social si no me daba prisa en buscar a cualquier persona que pudiera quedarse conmigo, alimentando a una boca más.
Cuando estaba a punto de decir que no un "milagro" ––si se le puede llamar así––ocurrió.
- Tres ocho cuatro ––la voz se escuchaba fatal pero el agente se sacó del bolsillo un walkie.
- ¿Qué sucede? ––le preguntó al aparato electrónico.
- La madre dice que llamen al padre de su hija, que no debe de andar lejos, que él puede encargarse de ella ––el agente me miró cauteloso y me hizo una seña con la mano.
Salimos de mi casa y me llevaron a comisaría. Sé que estaría mal decirlo... pero hubiera preferido que me llevasen a dar una vuelta por el infierno antes que irme con mi padre.
Él se había interesado por mi en este último año, y mucho. He de decir que por las teorías de mi madre yo podría ganar mucho dinero y él me quería para conseguirlo.
No sé que se habría propuesto mi madre, pero esto sin duda no era algo que hubiera provisto nunca.
De vivir en el centro de E.E.U.U pasé a vivir a su este, a New York básicamente, me esperaba una buena allí.
Mi padre estaba a punto de casarse con una rica madre de una prodigio, he de decir también que no tenía apenas medios suficientes para estar al nivel social a lo que los demás estaban acostumbrados a estar, no sabía de las noticias que sucedían por el mundo ni los famosos cantantes que había sueltos por el mundo.
Por eso cuando me hablaron de Jasmine Villegas, mi futura hermanastra no mostré síntoma alguno de empatia o ilusión.

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