viernes, 29 de octubre de 2010

Ocho.

Chaz se quedó profundamente dormido sobre mis piernas, le acaricié el pelo mientras roncaba suavemente; Jasmine también se quedó dormida al poco tiempo, Justin y Christian hablaban entre ellos por lo que dejé de estar pendiente de mi alrededor.
Comencé a meterme en mi mundo, y empecé a preguntarme todo, y a la vez.
¿Cuántas chicas habría en este mundo que quisieran estar en mi posición? Yo estaba dentro de una limusina, con famosos, con chicos guapos.... Y aún así no estaba disfrutando para nada. ¿El por qué? No lo sabía, supongo que estaba tan pendiente de que no tardaría en acabar que no podía estar  aprovechando al máximo el presente. Si me acostumbraba a aquello, terminaría dolida al separarme e irme a mi verdadero lugar, a mi verdadera casa, volviendo a Dallas con mi madre, para volver a trabajar y ganarme un sueldillo con el que mantenernos.
- Bueno aquí nos bajamos nosotros Bárbara 
––anunció Christian, levanté la mirada, por un momento creí verle sonrojar, pero estoy segura de que fue mi imaginación.

- Chaz, Chaz ––le llamé, emitió un suspiro–– Chaz, tienes que irte ––insistí, Chaz abrió los ojos, y sin despejarse del todo salió del auto en hombros de Christian.
Bajé de la limusina para despedirles, Justin todavía estaba dentro.
- Adiós, espero veros pronto 
––les dije a Christian y a Chaz.

- Nosotros también, Bárbara ––repuso Christian, esperé a que entraran en la gran mansión donde habíamos parado y después volví a entrar a la limusina. Justin estaba sentado al lado de donde Jasmine dormía.
- Bueno, ¿y a dónde tienes que ir? ––le pregunté cerrando la puerta, me senté al otro extremo del coche.
- ¿Yo? ––preguntó confuso, asentí–– os acompañaré hasta casa, no creo que a Austin le haga mucha gracia encontrarse con Jasmine en este estado... Tendremos suerte si podemos esquivas a Jessi ––comentó. Debería de habérselo agradecido, pero ya estaba agotada, por lo que solo le sonreí.
El silencio nos rodeó, no era un silencio insoportable, era un silencio encantador, lleno de paz y ¿ternura?.
- ¿Y esa casa tan grande es tuya? 
––le pregunté.

- Es de Ryan, él no estaba y bueno, nos la ha prestado durante unos días ––respondió.
- Ah ––añadí, ¿qué más iba a decirle?
- ¿Por cuánto tiempo te quedarás? ––preguntó esta vez él.
- No sé, puede que unos meses o quizás un año... Depende de que pasé en el juicio.
- ¿Y... tú tienes algo? ––preguntó.,¿algo?
- ¿Qué?
- Si tienes algo.. ya sabes, un novio, o algo así 
––respondió entre risas. Vaya, estaba interesado, un punto positivo.

- Ah, novio... no. No tengo nada de nada ––le sonreí. "No te muestres tan agradecida por que vaya tras tuya".
- Eso es muy raro, eres bastante atractiva ––repuso él. Se estaba metiendo en territorio.
- No es raro, es que aún no encontré a alguien que me interese de verdad. ¿Y tú, tienes algo?
- No, al igual que tú no ha habido nadie que me interesase, hasta ahora ––volvió a sonreírme.
- Ajá... ¿Y tu amigo Ryan, dónde está? ––tenía que estudiarlo todo con calma.
- Él vendrá, pero dentro de unos días con Caitilin, la hermana de Christian, hemos conseguido salvarnos de ella pero Ryan ha tenido que quedarse 
––rió con fuerza, parecía estar contando algo divertido que yo aún no entendía, enseguida me lo explicó–– Cait es muy mimosa con su hermano, ama a su hermano. Donde esté Christian estará Caitilin. Suele ser divertido, pero uno desea tener tiempo de chicos, ya sabes... Ryan ha sido como una salvación, tenía un examen en los días siguientes y convenció a Cait para que se quedará a ayudarlo.

Mientras hablaba se reía, se mordía el labio, se peinaba. Atendí a cada movimiento, era tentador verle.
Sus ojos y los míos volvieron a chocar, me sonrojé pero no quité la mirada. Sus ojos brillaban, haciéndolos de un color caramelo delicioso, hubiera deseado comérmelos.
- Ya hemos llegado 
––el choffer habló, ambos miramos a Jasmine.

- Yo la llevaré en brazos ––dijo Justin avalanzándose a recogerla. Habría jurado que no podía con ella, pero parecía ser una pluma entre sus brazos, Bieber la movía con facilidad.
- Sígueme ––dije saliendo de la limusina, abrí la puerta de la casa. Austin esperaba en la recepción.
- ¿Y Jasmine, Bárbara? ––preguntó, dos segundos después Justin apareció con la interpelada entre sus brazos.
- Hola sr.Swaith, subo a su hija en un momento ––Bieber subió las escaleras, dejé de prestarle atención.
- ¿Qué ha sucedido? ––preguntó mi padre.
- Jasmine se lo pasó muy bien, yo también, pero ella está más agotada que yo ––respondí y puse los ojos en blanco.
- ¿Te lo pasaste bien? ––dudó.
- ¡Oh si papá! Ha sido genial, he conocido a mucha gente nueva, ha sido muy divertido ––le mostré la mejor de mi sonrisas, siempre me funcionaba con mamá, y ella sabía que era trampa.
- Ah, entonces estupendo. Puedes marcharte a descansar Bárbara ––mi padre había caído en la trampa, pero tenía algo más entre manos.
- Papá, prefiero acompañar a Bieber un rato. Claro si a ti te parece bien ––le propuse, bajé la mirada y la volví a subir. Austin sonreía como bobo, la idea le había gustado.

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